Evidentemente se trata de una iniciativa tardía ( ya pasaron ocho meses después de iniciada la crisis), y que se estancó por la creciente polarización política que viene afectando al país en los últimos años, y que luego de una tregua temporal registrada por la Pandemia, se ha vuelto a agudizar en los últimos meses.
Resulta muy difícil identificar el costo que tuvo para las Mypes más vulnerables la ausencia de este salvavidas, especialmente para aquellas que requerían de un salvataje y una ayuda inmediata y que sucumbieron por falta de apoyo. El supuesto más probable es que como resultado, muchas de las Mypes debieron de ajustarse de forma más drástica aún, o incluso cerrar, contribuyendo al aumento del subempleo informal que algunos calculan entre 300,000 y 400,000 personas, casi el 20% de la población ocupada en el sector Mype. Los datos reales quedarán en la categoría de las conjeturas, pero sin duda que la tardanza en el desembolso contribuyó a deteriorar la situación de muchas Mypes y al desempleo.
En todo caso, es muy posible que si los desembolsos de subsidio y créditos pendientes se realizan con éxito durante los meses de noviembre y diciembre, el resultado será un mayor dinamismo de la actividad comercial que se amplificará por efecto de la temporada navideña, y como consecuencia, muchas de las Mypes podrán tener un alivio significativo.
El criterio de éxito de estos programas será, sin embargo, que se consiga enfocar los recursos verdaderamente a las Mypes que justifican este tipo de ayuda financiera blanda y de subsidios. Si lo que priva es solo la demanda y la capacidad de gestión, es muy posible que mucha de la ayuda se concentre, por el contrario, en las Mypes con mayor capacidad empresarial, en desmedro de las más débiles y frágiles.
Finalmente, es importante recordar un dato básico, los montos de los recursos destinados para el sector informal de US$ 100 millones, han sido significativos indudablemente, pero dado el volumen del mercado no harán la diferencia, ya que solo cubren a un 5% del mismo. La reactivación del sector seguirá descansando en la continuidad efectiva del financiamiento desde la banca privada representada por las microfinancieras, la banca, cooperativas, sociedades de ahorro y crédito y sistema de cajas de crédito; y el espíritu emprendedor y capacidades de los empresarios mismos.